El compositor francés, ganador del Oscar por The Shape of Water, regresa a colaborar con Del Toro para musicalizar una historia donde la emoción y el terror se entrelazan.
Guillermo del Toro volvió para darle vida al monstruo más clásico de todos: Frankenstein. Pero esta nueva versión, que llegó a Netflix el 7 de noviembre, promete más que sustos o criaturas aterradoras. Con un elenco encabezado por Oscar Isaac y Jacob Elordi, el director mexicano apuesta por una mirada profundamente humana hacia “la criatura”, como él prefiere llamarla.
Alexandre Desplat, ganador del Oscar por The Shape of Water, se encargó de musicalizar este proyecto, y explicó en el evento Sound & Screen: Film que su partitura busca acompañar la historia desde la sensibilidad, no desde el terror. “No quería repetir lo que ya se ve en pantalla. Un buen score equilibra función y ficción. Aquí necesitábamos ficción, algo que mostrara otra cosa”, señaló Desplat.
En lugar de replicar la violencia o la fuerza del monstruo, el músico decidió centrarse en su fragilidad. “Vas a amar a esta criatura”, señaló. “Es brutal y fuerte, pero también sensible y delicada”, afirmó para Deadline. Del Toro, por su parte, insistió en que el personaje no es un “monstruo”, sino una criatura en busca de amor y comprensión. Ese enfoque empático marcó el tono de toda la banda sonora.
Según Desplat, el director lo animó a ser más audaz y emocional con la música. “A veces quería hacer algo muy contenido y francés, y él me decía: ‘¡Más mexicano!‘’’, bromeó. “Sé que logré lo que buscaba cuando lo veo llorar. Porque él es mexicano… los franceses no lloran”, agregó.
La música de Frankenstein acompaña la transformación de Victor en una especie de artista obsesionado con su creación. “Se comporta como un artista, tiene una especie de trance cuando crea a la criatura. Es hermoso, es sobre el perdón y el amor”, explicó Desplat.
Con esta nueva colaboración, Del Toro y Desplat parecen haber encontrado una vez más el equilibrio entre lo oscuro y lo poético, demostrando que incluso en las historias más monstruosas, siempre hay espacio para la belleza.
Escrito por Emilia Aburto






